Desierto
Los desiertos en el universo de Dungeons & Dragons son vastas extensiones de tierra árida y desolada, donde el sol abrasador y los vientos implacables dominan el paisaje. Estos paisajes desérticos, marcados por dunas de arena interminables y rocas escarpadas, ofrecen una visión de desolación y desafío para aquellos que se aventuran en ellos.
Las dunas de arena ondulan bajo el sol ardiente, creando un mar de arena que se extiende hasta el horizonte. Las tormentas de arena pueden aparecer de repente, envolviendo el paisaje en una nube de polvo y arena, haciendo que la navegación sea aún más difícil para los viajeros desprevenidos. Los oasis dispersos ofrecen un respiro en este paisaje árido, proporcionando agua fresca y refugio temporal a aquellos que los encuentran.
La vida en el desierto de D&D es escasa y adaptada a las duras condiciones del entorno. Criaturas como los escorpiones gigantes, los dromedarios salvajes y los dragones de arena acechan entre las dunas, buscando presas y defendiendo sus territorios con ferocidad. Además, las ruinas antiguas y las tumbas perdidas yacen ocultas bajo la arena, llenas de tesoros olvidados y peligros mortales para aquellos lo suficientemente valientes como para buscarlos.
Explorar el desierto en D&D es una experiencia desafiante y peligrosa, donde los aventureros deben enfrentarse a los elementos implacables y a las criaturas feroces que habitan en él. La supervivencia en este entorno hostil requiere habilidad, determinación y una buena dosis de suerte, ya que cada paso puede llevarlos más cerca de la gloria o de la muerte.